viernes, marzo 31, 2006

Este mes: metamorfosis. Pero no me desperté, como Gregorio Samsa, convertido en una especie de cucaracha. O quizás sí, el tiempo dirá.

Lo que hice, de una manera un poco desentendida que consiguió hacer que a mí mismo me sorprendiera el resultado, fue cambiar de trabajo. Drásticamente.

Trabajo. Eso que se hace, sea como sea, llueve o truene, hasta más o menos las 18, 19 de la tarde. Eso que a uno lo hace transpirar, chivar, estresar y contorsionar pero que se sobrelleva para poder vivir durante el resto de las horas que le queden al día. Horas que mucho no podemos aprovechar porque ya estamos cansados. De trabajar.

De eso cambié.

Lo más drástico no es ni la variación en el sueldo (un tanto más aceptable), ni en la locación (del centro a la periferia capitalina) ni las horas de trabajo (antes 5, ahora más). Lo más drástico es que pasé de realizar un trabajo puramente físico a uno puramente intelectual. Eso sí que se siente. Y no sé todavía si para bien o para mal. Bah: no importa, la cosa es que es diferente. Uno podría decir que transpirar el cerebro es más plácido o cómodo que transpirar el cuerpo, que gastar la vista es más económico que gastar las zapatillas. Un poco sí. Pero también tengo una mínima duda con respecto a esto, y es: ¿cuándo se acaba el trabajo intelectual? ¿Cuándo se le baja la cortina al negocio si no es cuando se cierran los ojos y uno se va a dormir? Es decir: cuando era cadete (porque eso es lo que era: un gran cadete, supercadete) trajaba hasta las 16, llegaba a las 17, cansado, sí, pero bue, capaz que dormía una hora y ya está, me olvidaba completamente de lo que había hecho durante el día (lo cual enervaba un poco a mi superior, pero bue, yo me divertía así).

Ahora vuelvo más tarde, pero si vuelvo a las 15, o si ni siquiera "voy" físicamente al trabajo, he aquí el temita: no logro del todo dejar de pensar en el mismo. Ahora mi horario es de 10 a ... 1 de la mañana, porque aunque no esté tooodo el tiempo pensando cosas para el laburo, siempre va a estar ahí, de fondo; siempre voy a estar atento a ver si algo sirve para escribirlo (porque eso es lo que hago ahora: pensar y escribir). Y bueno. Eso alborota un poco la mente. No sé si a alguien de los que lee acá le pasa algo así.

Pero bue. ¿A quién se le ocurre pensar sobre los trabajos? Con lo que cuesta conseguir uno, no nos vamos a poner a criticar. Hay que sacarle el jugo, y listo. Y tratar de, en determinado momento, a la tarde o tardecita, revolear la cabeza, o vaciarla, drenarla de boludeces para sentarse otra vez en el piano, o tomarse unos mates con la chunita, o salir a buscar batero.

Porque ahora, batero, cuidate, entendé, sabelo: voy a salir a buscarte. BUAJAJUAJA....

sábado, marzo 11, 2006

la cosa es así

escribo porque no tengo batero. pero últimamente no escribo porque no sé si tengo batero.
es decir: hay una posibilidad que estamos tramitando, pero para que se concrete, para poder tener batero, necesito ahora -no pregunten- un fumigador. Sí. Ahora www.necesitounaprendizdefumigadorcontratodotipodeinsectos.com les da la bienvenida. Hay un fulmi en el mundo que necesita un batero, hay un batero en el mundo que necesita un fumigador: fulmi necesita a fumi , y mientras tanto fuma...

les digo la verdad: ya todo me resbala. pero sin rencores, eh. no sé si seguiré escribiendo acá. gracias igual por venir. tan buenos que son. snif. bueno sí: sí seguiré escribiendo acá.